Valery Díaz, con el TKD en las venas

Carlos Villalobos

Valery Vanessa Díaz Hernández es una joven de apenas 18 años de edad, quien actualmente se encuentra estudiando la universidad en la José Vasconcelos, pero que más allá de su gran deseo por ser una gran comunicóloga, se encuentra en ella una gran deportista que justo en su mejor momento la vida le obligo a alejarse de lo que más amaba, el Tae Kwon Do.

Todo comenzó prácticamente desde su nacimiento, ya que venía de una familia que amaba el deporte en el especial el TKD, su padre David Díaz Herrera es un fiel practicante de esta disciplina y amante de la misma, al grado que orillo a sus hijos a que lo practicaran a tal punto que ellos también quedaron atrapados en este bello y disciplinado deporte.

“Al principio iba casi a jalones, porque mi papa y mi hermano y hermana practicaban así que lo hacía por eso más bien, era como una forma de convivir todos”

Sin embargo, con el paso de los años y cuando las puertas de un mundo completamente nuevo, lleno de viajes, competencias y muchas personas nuevas que iba conociendo, fue cuando la pequeña Valery se fue involucrando con un poco más de seriedad en esta disciplina, hasta que, sin darse cuenta, ya amaba profundamente este deporte.

Así fue que una pequeñita que comenzó con tan solo cuatro años de edad a entrenar este deporte de contacto, termino siendo toda una señorita de 18 años que aun hoy al recordar sus días de competencias, se puede ver en su rostro la gran felicidad que este deporte le daba.

COMPETENCIAS

Fue a la edad de cinco años, cuando Valery comenzó a participar en competencias y aunque obviamente en esta primera aparición no llegaron los resultados, con el tiempo y la dedicación estos se fueron dando de manera paulatina.

Los años pasaron y junto con ellas infinidad de competencias tanto de ámbito local, como fuera de las mismas, pero aun sin una relevancia tan alta como a ella le hubiera gustado, sin embargo, con la llegada del año 2011 todo esto cambiara, pues entraría por primera vez a una nueva competencia, la Olimpiada Nacional.

“Fue un momento increíble, porque a pesar de que ya tenía más experiencia en eventos y competencias de gran relevancia, pues nada de lo que había vivido se comparaba a esa gran experiencia y obviamente la exigencia fue mil veces mayo”

Justo en ese momento fue cuando su deseo de competir y de ganar se apoderaron de ella y hasta ese momento fue cuando ella misma se dio cuenta de que las influencias de su padre y hermanos, al fin habían tenido resultados, Valery estaba atrapada en el mundo del TKD.

Fue un año después cuando Valery obtuvo lo que para ella fue su mayor y más apreciado logro, pues justamente en el 2012 estando compitiendo en Puebla, logro subirse a un pódium de premiación por primera vez al obtener un tercer lugar a nivel nacional, lo cual cabe mencionar no es nada fácil de conseguir.

“Ese considero que fue mi mejor momento, había logrado obtener lo que mi padre tanto espero de mí, un reconocimiento de ese nivel y debo admitir, que fue algo que jamás olvidare y que me llenó de mucho orgullo personal”

Todo pintaba de maravilla para Valery, ya había logrado brillar a nivel nacional, había tenido más de 40 exitosas competencias, tuvo la dicha de viajar a varias partes de la república, estaba rodeada de grandes amigos y personas que estaban muy presentes en su vida; sin embargo, cuando todo estaba con una nube de algo la tragedia y la desesperación llegaron a la vida de esta prometedora amante del TKD.

LA LESION Y EL TRISTE ADIOS

Aun siendo muy joven y con un prometedor ascenso a las grandes ligas en puerta, Valery empezó a tener ciertas complicaciones en una de sus rodillas, producto del trabajo y algunos golpes que recibió en sus competencias y aunque en un principio esto parecía no afectarle mucho, el problema continúo aumentando.

Cuando menos lo pensó ya no era solo una de sus rodillas, sino las dos empezaron con los mismos problemas con unos dolores intensos que, aunque no le afectaban mucho a la hora de caminar, cuando quería ejecutar ciertas actividades el dolor se lo impedía.

Fue en ese momento cuando todo se derrumbó dentro de ella, puesto que por recomendación médica y decisión propia tuvo que colgar su traje y dejar de lado lo que tanto amaba el TKD y con él se fueron muchas cosas que ella jamás pensó que se irían.

“Ha sido uno de los momentos más complicados de mi vida, me pego muy duro dejar el TKD tanto en lo físico como en lo emocional, pero sin duda alguna lo que más me dolió fue perder a tantas amistades que se fueron alejando poco a poco”

Sin más remido y aunque era lo último que ella quería, Valery le dijo adiós a la práctica del TKD y trato de encontrar algo que pudiera llenar ese vacío que había dejado el practicar esta disciplina y finalmente y tras mucho esfuerzo, nuevamente de la mano de su familia, logró encontrar la forma.

Actualmente Valery ya no puede competir, pero su gran conocimiento sobre esta disciplina y su pasión por la misma la han puesto como una experta en la materia lo que le ayuda mucho ahora que es juez en diferentes eventos que su padre o diferentes gimnasios tienen.

“No jamás será lo mismo que cuando competía, pero, sin embargo, el poder estar ahí, aunque sea como juez es algo que me alegra mucho”

De esta manera Valery nos demuestra como el deporte da muchas cosas y que en un momento se pueden caer, pero con coraje, determinación y disciplina cosas que aprendió en sus años en el Tae Kwon Do, todos los obstáculos que la vida te ponga se pueden llegar a superar.

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