UN AGRAVIO EN CONTRA DE LA CULTURA CINEMATOGRÁFICA EN DURANGO

Hoy me entero por medio de Facebook que el Cine Club Universitario de la U.J.E.D. ha cancelado un ciclo de películas inspiradas en la vida y obra del Marqués de Sade. Parece ser, me informan algunos amigos cinéfilos de Durango, que algún funcionario dio la orden por considerar que “es un cine que no va con los principios de formación de la Universidad”.
Me parece realmente lamentable, por decirlo de la mejor manera posible, que un funcionario se abrogue el derecho de decidir que debe o no debe ver el público que regularmente asiste a éste Cine Club que tiene más de 40 años trabajando en beneficio de la difusión del mejor cine del mundo en la Ciudad de Durango.
El Cine Club Universitario le ha significado un gran prestigio a nivel estatal y nacional a la propia Universidad pues ha realizado una labor admirable exhibiendo decenas de películas de una gran calidad, de una gran variedad temática y de una pluralidad artística e ideológica que han contribuido a la formación de una cultura cinematográfica en Durango.
Que un funcionario cultural se abrogue el derecho de prohibir, censurar o cancelar un ciclo de cine resulta inadmisible pues en éste país hace ya muchos años que la Dirección de Cinematografía de la Secretaría de Gobernación es la única dependencia oficial que otorga una “clasificación” para que cualquier película que lo solicite pueda ser exhibida o difundida públicamente. Esta “clasificación” determina si la película es apta para niños, adolescentes o adultos.
Las películas que conformaban éste ciclo de cine, ahora prohibido, son películas que ya han sido exhibidas en nuestro país en salas cinematográficas públicas, en salas de arte, en la Cineteca Nacional, en cine clubs e incluso han sido difundidas por la televisión o se encuentran a la venta en formatos digitales. Es el espectador quien decide si las ve o no. Vivimos en un país libre que nos otorga ese derecho de decisión y ningún funcionario o burócrata cultural tiene facultades para impedirlo. Menos al interior de una Universidad donde además de lo académico se debe privilegiar la cultura en todas sus manifestaciones y garantizar la libertad de pensamiento.
¿Qué se puede esperar de autoridades culturales que prohíben películas de importantes cineastas contemporáneos como Cy Enfield, Ingmar Bergman, Phillip Kauffman, Henri Xhonneux o Pier Paolo Pasolini? ¡Caray, cuanta ignorancia!
La medida tomada por la burocracia cultural universitaria no solo denota ignorancia y oscurantismo sino que atropella, coarta y censura el derecho de los espectadores de ver y pensar.
Para concluir citaré un artículo sobre la censura del escritor Francisco Sánchez en su libro “Cinefilia es locura” y que considero muy pertinente en ésta ocasión: “Es obvio que se trata de una arbitraria imposición gubernamental (o eclesiástica o vecinal, que de todo hay) para ejercer esa tropelía que es la censura en nombre ya sea de la seguridad estatal, las buenas costumbres, la moral pública, los intereses creados, el orden establecido o cualesquiera pretextos que les vengan en mente a los represores de la libre circulación de las ideas. Con la censura se incumple la Constitución, se violenta el estado jurídico y se pisotean los derechos del ciudadano… pero todo, como ya se advirtió en nombre de una causa pretendidamente justificadora ¡No hay que aceptarlo!”
Lo menos que en ésta ocasión podemos exigir a las autoridades culturales de la U.J.E.D. es la exhibición del ciclo de películas sobre el Marqués de Sade en el Cine Club Universitario al que tanto le debemos como cinéfilos.
Desatentamente
Juan Antonio de la Riva
2 de marzo de 2020

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