Por Daniel Arturo Campillo Campos
La semana pasada se mostraron los resultados más importantes con relación a la presentación de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo al primer trimestre de 2023, donde en lo general todos los indicadores presentados son por demás positivos. Comenté también que en esta entrega haría una reflexión al respecto sobre una de las variables más importantes no solo en el análisis económico, sino en la dinámica y realidad de toda sociedad.
En marzo de 2023, la Población Ocupada (PO) alcanzó 59 millones de personas (97.6% de la Población Económicamente Activa) lo que representó un aumento anual de 2.4 millones. Este dato es muy alentador porque años atrás se decía que se tenían que crear 1 millón de empleos para mantener en mismo nivel de ocupación; si bien es cierto el crecimiento natural de la población significa que se tienen que crear más empleos cada año, el que el incremento sea de 4.24% indica una correlación directa con el crecimiento económico, es decir, al incrementar el empleo se incrementarán los salarios y por ende el consumo, por tanto, se demandarán más bienes y servicios con lo cual habrá mayor producción e inversión.
Del total de personas ocupadas, 40.6 millones (68.8%) operaron como trabajadoras o trabajadores subordinados y remunerados ocupando una plaza o puesto de trabajo, lo que representó un alza anual de 1.6 millones de personas. Además, 13.1 millones (22.2%) trabajaron de manera independiente o por su cuenta sin contratar empleadas o empleados, lo que significó un ascenso de 391 mil personas. Por su parte, 3.1 millones (5.2%) fueron patronas, patrones o empleadores, cifra que aumentó en 268 mil. Finalmente, 2.2 millones de personas (3.8%) se desempeñaron en los negocios o en las parcelas familiares, es decir, contribuyeron de manera directa a los procesos productivos, pero sin un acuerdo de remuneración monetaria. Lo anterior significó 175 mil personas más que en marzo de 2022.
Ahora bien, la siguiente clasificación nos ayudará a entender un punto central fundamental: la “productividad”. La población ocupada por sector de actividad se distribuyó de la siguiente manera: los servicios concentraron a 25.6 millones de personas (43.4% del total); el comercio, 11.5 millones (19.4%); la industria manufacturera, 9.9 millones (16.8%); las actividades agropecuarias, 6.5 millones (11%); la construcción, 4.8 millones (8.1%) y «otras actividades económicas» —que incluyen la minería, electricidad, agua y suministro de gas—, 433 mil (0.7%). Lo anterior, ¿qué tiene que ver con la productividad? Mucho, ya que solo la industria, las actividades agropecuarias, la construcción y la minería pueden incrementar la producción, lo cual, para el caso de nuestro país significa que únicamente la tercera parte del empleo es productivo, lo que ha ocasionado que el nivel general de salarios no incremente en el porcentaje que se requiere. Ejemplo de ello es que China tiene salarios más altos que México, es más productivo y tiene mayor industria.
Por último y también de suma importancia es lo siguiente: en marzo de 2023, la población ocupada en la informalidad laboral fue de 32.5 millones de personas y la Tasa de Informalidad Laboral 1 (TIL1) fue 55% de la población ocupada, 0.8 puntos porcentuales menos que en el tercer mes de 2022 ¿Cuál es el impacto de esto? Lo he mencionado en múltiples ocasiones, por el lado de las finanzas públicas el ISR que se recauda es por el 45% de los empleos y, desde el punto de vista de los trabajadores, ser trabajador informal significa no tener seguridad social: no contar con un fondo de ahorro para el retiro por lo que la vida laboral será permanente. Adicionalmente el gasto en salud es mucho mayor (no estoy considerando el objetivo de hacer universal el acceso a la salud). Por último, se pierde la oportunidad de adquirir o construir un inmueble, el cual es el único bien que va incrementando su valor con el paso del tiempo.
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