Por Marco Antonio Olaguez Bayona
¿Qué se puede decir que no se dijera ya sobre la ‘Naranja Mecánica? Estamos hablando de una obra de culto, de una película mitificada, de una cinta inteligente sin ser pretenciosa, que es efectiva y efectista, hablar de ella implica comentar sobre una realización técnica impecable, pues no cuenta con ningún defecto. El argumento está basado en la novela homónima del escritor Anthony Burgess. Y quizá al principio no logres empatizar con la trama, sin embargo te va a causar una reacción y te va a generar emociones encontradas, ya que la cinta está hecha para causar shock, pues Kubrick nos lleva a lo más profundo de la perversidad humana al compás de la música de Beethoven.
La película está ambientada en una Inglaterra futurista distópica, y sigue la vida de un carismático adolescente llamado Alex De Large (Interpretado por un genial Malcolm McDowell) cuyos placeres son escuchar la música de Beethoven, el sexo y la ultra violencia. Lo interesante de esta historia reside en ver la drástica evolución del joven, pues la cinta narra sus comienzos y describe muy gráficamente como termina por convertirse en ciudadano civilizado sin ansias de tener relaciones sexuales, de causar daño a otros o escuchar la música que tanto ama. Todo por someterse contra su voluntad al tratamiento Ludovico. Un duro método psicológico con efectos secundarios que tratará de eliminar definitivamente su inadecuada conducta. Lo bello de ‘La Naranja Mecánica’ consiste en como el director logra emplear recursos difíciles de plasmar como la violencia y la impotencia humana y logra hacerlos arte, pues el hecho es que esta cinta ha perdurado, ha vivido a través de distintas generaciones, ha acogido a otros directores, ha dejado escuela y por momentos es capaz de hacerte reflejar una estúpida sonrisa en la cara a pesar de su crudeza, no porque sea divertido lo que ves, sino porque eres consciente de que lo que estás viendo es algo con pocos precedentes.
Y ver eso en el cine, plasmado de una forma tan particular, tan precisa, tan perfecta, es un trabajo que solamente un maestro puede realizar. Un maestro como Stanley Kubrick. No es para todos los paladares, espero que disfruten la película.