En la zona fronteriza de Chiapas, más de 280 mil habitantes se encuentran atrapados en medio de la escalada de violencia generada por los cárteles de la droga. Según familiares de las víctimas, estos grupos delictivos han intensificado su estrategia de reclutamiento forzado, obligando a la población a participar en manifestaciones en carreteras, liderar marchas de apoyo a diferentes bandos o incluso actuar como sicarios. En un intento de controlar la frontera sur del país, estas personas son utilizadas como escudos humanos y soldados en la guerra que libran los cárteles mexicanos, quedando confinados en la zona sin poder salir durante semanas.
El sábado 23 de septiembre, se presenció una impactante escena en la carretera de la comunidad de Chamic, uno de los puntos de acceso clave en la frontera entre México y Guatemala. Hombres y mujeres, con mochilas al hombro y tratando de ocultar sus rostros, fueron obligados a formar filas en la orilla de la carretera. Este episodio ejemplifica la coerción a la que son sometidos, evidenciando la grave situación en la que se encuentran en medio del conflicto entre cárteles.